lunes, 28 de abril de 2014

La visión apocalíptica de Orwel y Huxley se ha vuelto realidad: Sociedades digitales

"Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas". A. Einstein.
La realidad no es tan lejana a las visiones futuristas de escritores como George Orwell y Aldous Huxley en sus obras de ciencia ficción. Las nuevas tecnologías y la estática de los problemas sociales y culturales que nos aquejan, nos está llevando hacia un camino nublado, en el que aunque poseemos las tecnologías y la información, las sociedades y las mentes no están listas aún para apropiarse de ella de una manera sabia, lo que sólo prevé un futuro oscuro y apocalíptico para nuestro planeta.
La ciencia cada minuto devela nuevos misterios, construye nuevo conocimiento y avanza hacia otro nivel, llevándonos m (Kandel, 2001)ás arriba tecnológicamente hablando, como civilización. Muchos de los más grandes problemas de ayer ya no son tan relevantes gracias a los aportes de la medicina, a los avances científicos; inventos inimaginables ya hacen parte de nuestra vida cotidiana, y nos ‘facilitan’ la existencia. Sin embargo, luego de que toda esta tecnología nos resuelva tantos problemas, puede ser que se empiece a convertir en un ‘Frankenstein’ y nos supere, al punto de hacernos sus esclavos. Ya lo escribió Huxley en ‘Un mundo feliz’: "La ciencia es peligrosa; hemos de tenerla cuidadosamente encadenada y amordazada." (Huxley, 1932)
Parece que hemos desarrollado técnicas para facilitarnos todo tipo de tareas cotidianas: lavar, hacer cuentas, memorizar, traducir, desplazarnos a los lugares, asistir a un trabajo físico, entre otras. Nos hemos librado de miles de trabajos tediosos, sin embargo, ¿esto en realidad nos está quitando una carga innecesaria de nuestras existencias?
Nos enfrentamos cada día a un mundo hostil, indiferente, desigual, en el que las malas noticias son el pan de cada día. Millones de personas sufren de hambre, se libran guerras y hay conflictos armados en casi cada ciudad del mundo, la corrupción nos gobierna, y las industrias farmacéuticas nos enferman. ¿Realmente le estamos atinando a la expresión correcta cuando afirmamos el progreso de la humanidad por el simple hecho del avance tecnológico?
“Algo que soportaba nuestros pensamientos era el hecho de saber que los inventos de la ciencia y la tecnología generarían un impacto positivo en nuestras vidas; por inducción pensábamos que si a nosotros nos había aligerado el trabajo de cálculo en primera instancia, luego nos daría la posibilidad de entender y saber los procesos que evaluábamos por entonces. Algunas actividades que realizábamos tenían que ser reevaluadas para suprimirlas o modificarlas, todo ello con la idea de que nuestra función diera un salto cualitativo que permitiera mejorar nuestra calidad de vida. (…)Lamentablemente la velocidad de los cambios no fue a la par con el cambio de paradigmas de las sociedades; no se creó la cultura para asimilar la tecnología. Se originaron modelos sociales que marcaron la tendencia sobre nuevos supuestos valores. En sociedades como la nuestra donde la educación es rígida, se generaron estructuras de pensamiento dirigidas y muy apegadas a normas y leyes que casi no se cambian, la adaptación a esta tecnología fue precaria. El impacto que se observa es a la inversa, es decir, en lugar de que se tenga un resultado de mejora en la calidad de vida, por el contrario la degrada.” (Rodríguez, 2008)
Los problemas reales de la sociedad van más allá de invertir mucho tiempo haciendo operaciones matemáticas, lavando ropa, o memorizando información. Afuera se vive una tragedia y parece que estás tecnologías son como el ‘soma’ en nuestros tiempos, nos mantiene distraídos, nos narcotiza para evitar esa realidad dura y triste que medio mundo afronta.
“Tragada media hora antes de cerrar, esa segunda dosis de soma había levantado un muro impenetrable entre el universo real y sus mentes (…) Si por desgracia se abriera alguna rendija de tiempo en la sólida sustancia de sus distracciones, siempre queda el soma: medio gramo para una de asueto, un gramo para fin de semana, dos gramos para viaje al bello Oriente, tres para una oscura eternidad en la Luna (Huxley, 1932)
Un futuro en el que dominados por tecnologías especializadas que ‘piensen’ a nuestros niveles y empiecen a hacerse cargo del mundo no es tan descabellado; de hecho ya estamos empezando. Cediendo a nuestros aparatos inteligentes, distraídos de la realidad, sodomizados por los medios de comunicación y la industria del entretenimiento, estamos olvidando participar en el cambio social. No estamos aprendiendo más sobre cómo ser mejores humanos, y cambiar el sistema social desde su estructura; estamos delegando o más bien, regalando nuestro poder a quienes son dueños de las tecnologías, que al final, también son controlados por ellas.
Nicholas Carr en su obra ‘Superficiales: Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Aborda esta problemática detalladamente con una investigación sobre la ‘memoria artificial’. El hombre empieza a usar tecnologías como internet, y deja de esforzar su cerebro para recordar o grabar información, proceso, que  argumenta Carr, fomenta la ‘agudización de la las habilidades mentales’ y además mejora los procesos creativos.
“Cuando almacenamos nuevos recuerdos a largo plazo, no limitamos nuestros poderes mentales. Los fortalecemos. Con cada expansión de nuestra memoria viene una ampliación de nuestra inteligencia. La web proporciona un suplemento conveniente y convincente para la memoria personal, pero cuando empezamos a usar internet como sustituto de la memoria personal, sin pasar por el proceso interno de consolidación, nos arriesgamos a vaciar a nuestra mente de sus riquezas (…) La clave de la consolidación de la memoria es la atención.  Almacenar recuerdos explícitos y, lo que nos es menos importante, establecer conexiones entre ellos, requiere gran concentración mental, amplificada por la repetición o por un intenso compromiso intelectual o emocional. A mayor agudeza de la atención, más nítida será la memoria.”(Carr, 2010)
Este argumento es consecuencia de unos experimentos realizados por un científico, Kandal, quien estudio los procesos que implican en el cerebro el memorizar información y la importancia de estos para la expansión de la mente y la creación de nuevo tejido neuronal. “La formación de recuerdos a largo plazo implica cambios no sólo bioquímicos, sino también anatómicos. Las proteínas desempeñan un papel esencial en la producción de cambios estructurales en las células.” (Kandel, 2001)
Entonces, biológicamente usar nuestro cerebro nos ayuda a volvernos más inteligentes, más conscientes, hecho que sumado a tecnologías de soporte nos daría una potencia muy elevada de nuestros intelectos, pero no es así; porque no estamos trabajando conjuntamente con la tecnología, estamos dejando que ella trabaje por nosotros.
“Cuando extendemos una parte de nosotros mismos de forma artificial, también nos distanciamos de la parte así amplificada y de sus funciones naturales (…) El precio que pagamos por asumir los poderes de la tecnología es la alienación, un peaje que puede salirnos particularmente caro en el caso de nuestras  tecnologías intelectuales. Las herramientas de la mente amplifican y a la vez adormecen las más íntimas y humanas de nuestras capacidades naturales: las de la razón, la percepción, la memoria, la emoción. El reloj mecánico, por muchas bendiciones que otorgara, nos apartó del flujo natural del tiempo.”(Carr, 2010)
Esta pereza mental que las extensiones artificiales están sembrando en nosotros, en conjunto con el acabose mundial en el que vivimos, no está conduciendo a nuestro fin. Ya no somos dueños de lo que pensamos, porque estamos dejando de pensar; y las tareas más sencillas se están convirtiendo en imposibles sin ayuda de las máquinas. Ya no conocemos nuestro pasado ‘porque está todo en internet’, y evitamos nuestro futuro ‘porque la tecnología se encargará’; “Fui y seré me ponen triste...; tomo un gramo de soma y sólo soy." (Huxley, 1932)Somos una sociedad a la que se le enseña a "Librarse de todo lo desagradable en lugar de aprender a soportarlo".
“Cada uno de nosotros lleva y proyecta la historia del futuro. La cultura se sustenta en nuestras sinapsis. La descarga de nuestra memoria a unos bancos externos no sólo amenaza la profundidad y el carácter distintivo del ser. Amenaza también a la profundidad y el carácter distintivo de la cultura que todos compartimos (…) La cultura es algo más que el agregado de los que Google describe como ‘la información del mundo’. Es más de lo que se puede reducir a código binario y subir a la Red. Para seguir siendo fundamental, la cultura debe seguir renovándose en las mentes de los miembros de cada generación.”(Carr, 2010)
Las novelas de ficción, en las que las masas son dominadas por los medios, que funcionan en un sistema inequitativo que sólo busca poder ya se están haciendo realidad. Y la más grande preocupación es que no nos estemos dando cuenta, porque nuestros cerebros están dormidos, alienados, y peor aún deshumanizados. Pues los procesos mentales que implican actividades que las máquinas hacen por nosotros, son los que nos hacen humanos, y los que le proporcionan al hombre un mejor desarrollo de su empatía en el mundo.
“A medida que externalizamos la resolución de problemas y otras tareas cognitivas a nuestros ordenadores, vamos reduciendo la capacidad de nuestro cerebro ‘para construir estructuras estables de conocimientos’, esquemas que luego puedan aplicarse a nuevas situaciones. (…) Cuanto más distraídos nos volvemos, menos capaces somos de experimentar las formas más sutiles y más claramente humanas de la empatía, la compasión y otras emociones.”(Carr, 2010)
El apocalipsis está llegando, y está en nosotros decidir aprender de la ciencia, de nuestra biología, de nuestra historia, y de nuestra realidad, antes de seguir siendo indiferentemente ‘felices’, sodomizados por la tecnología controlada por las grandes élites que saben que - como escribió Orwell (Orwell, 1949)- “La manera más efectiva de destruir a la gente es negándole y anulándole su propio entendimiento de su historia”
“No debemos permitir que las glorias de la tecnología nos cieguen ante la posibilidad de que hayamos adormecido una parte esencial de nuestro ser.” Nicholas Carr

Bibliografía

Cádiz, D. (11 de Enero de 2005). Ciencia y tecnología, ¿Avance o deshumanización? Recuperado el 23 de Abril de 2014, de predicado.com: http://www.predicado.com/work.php?id=129985
Huxley, A. (1932). Un mundo feliz. Barcelona: Plaza y Janés, de bolsillo .
Kandel, E. (2001). Principios de neurociencia . MCGRAW-HILL.
Orwell, G. (1949). 1984. Reino Unido: Harvill Secker.
Rodríguez, L. (Enero de 2008). La deshumanización por los cambios tecnológicos. Recuperado el 28 de Abril de 2014, de leandrorodriguez.org: http://www.leandrorodriguez.org/articulos/ct.htm


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