La red, predicha por Welles hace unos
siglos, se hizo realidad, vivimos en una era digital, en la que las nuevas
tecnologías revolucionan cada aspecto de la vida humana; desde lo individual,
hasta lo global; desde la manera en que nos relacionamos con los demás, hasta
la manera en que las grandes industrias, la política y la economía funcionan.
En este nuevo universo en el que
internet parece haberse convertido en una de las herramientas esenciales en
nuestras vidas, la comunicación de los seres humanos está transformándose, existe un gran debate sobre los beneficios y
las desventajas de las tecnologías en nuestras vidas, en nuestro aprendizaje,
en nuestra manera de comunicarnos.
En 2008 el tecnólogo americano
Nicholas Carr publicó un artículo en el que afirmaba que Internet estaba
erosionando nuestra capacidad de concentración y de pensamiento crítico, e
incluso aseguraba que la Red cambiaría la estructura de nuestro cerebro y forma
de pensar. Expertos de diversos ámbitos comenzaron a realizar estudios y a
reflexionar sobre la relación entre la Red y nuestras capacidades cognitivas.
Algunos coincidían con Carr, pero otros como Clive Thompson descartaban esos
argumentos asegurando que siempre que surgía una nueva tecnología se producía
el mismo debate. Estos «tecnooptimistas» afirman que la Red no solo potencia
nuestra agilidad cerebral, sino que además nos permite aprender más y más
rápido, en definitiva, nos está haciendo más inteligentes. (Sáenz, 2013)
La dicotomía sobre los efectos del
internet en nuestros cerebros es inmensa, sin embargo, lo único claro es que
internet es un realidad a la todos los días estamos expuestos. El poder de la
información es más grande de lo que nos imaginamos, y con rutas de
esparcimiento, se convierte en un arma casi infalible, pues los seres humanos
vivimos de la comunicación y la transmisión de esta, así que cada persona en la
tierra es un canal por el cual fluye información, lo que hace el mundo una red
gigante de datos.
Con el auge de internet en el siglo XXI,
la información ahora transita más rápido, y en mayores cantidades, pues la noción
de tiempo y espacio se pierden, haciendo posible acceder a cualquier tipo de
dato desde cualquier computador con internet a cualquier hora en cualquier
parte del mundo.
Sin embargo, el internet no es de
dominio mundial, como se llegaría a pensar: sólo el 30% del mundo accede a él,
2.095.006.005 de personas en el mundo. De este 30% ¿cuántas personas realmente
saben los alcances del internet? Y ¿qué porción de ese porcentaje está
interesada en servir al 70% que no maneja internet mediante el uso adecuado y
audaz de los datos en él? Paul
Bradshaw de Birmingham City University explica:
Ahora vivimos en un mundo
digital, un mundo en el que casi cualquier hecho puede ser (y casi todo es)
descripto con números: Su carrera profesional, 300.000 documentos confidenciales,
las personas que componen su círculo de amigos; todo esto puede ser (y es)
descripto con solo dos números: ceros y unos. Fotos, video, y audio;
asesinatos, enfermedades, votos políticos, corrupción y mentiras, también
descriptos con ceros y unos.(…) Quizás sean las nuevas posibilidades que
aparecen, cuando se combina el tradicional “olfato para las noticias” y la
capacidad de narrar una historia convincente, con la escala y alcance de la
información digital disponible en la actualidad. (Como se cita en (Gray, Bounegru, & Chambers)
Los efectos del
internet en nuestros cerebros deberían preocuparnos menos que la gran porción
de humanidad que no tiene acceso a la red, a la información, pues en su mayoría
es una población pobre, que vive en condiciones de baja calidad y peor aún que
verse sometida a mucha información, no tienen acceso a ninguna, ni siquiera a
óptimas condiciones de vida: comida, agua, vivienda, educación. Hoy internet
representa un poder inmenso para quien lo sabe usar, y al mismo tiempo una
responsabilidad para quienes tienen acceso a él, pues con nuevas tecnologías,
vienen nuevos desafíos de aprendizaje. El arma en contra de la ignorancia que
es internet no es clara aún en la mente de muchos de nosotros, por eso es
necesario ir más allá del aprendizaje de técnicas o del entretenimiento, hay
que comprender el papel del internet es estos tiempos de conflicto en el mundo,
como lo decía T.S Elliot:
Conocimiento del lenguaje, pero
no del silencio; conocimiento de palabras, e ignorancia de la palabra. Todo
nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia, toda nuestra ignorancia
nos acerca a la muerte, pero la cercanía
a la muerte no nos acerca más a Dios. (Como se cita (Gleick, 2012)
En el campo
periodístico, por ejemplo, el internet es una nueva herramienta que revoluciona
este oficio, como lo explica Pere Marquès Graells, en la cultura de la sociedad
de la información:
La sociedad de la información, modelada por el
avance científico y la voluntad de globalización económica y cultural, tiene
entre sus principales rasgos una extraordinaria penetración en todos sus
ámbitos de los medios de comunicación de masas, los ordenadores y las redes de
comunicación. En ella la información, cada vez más audiovisual, multimedia e
hipertextual, se almacena, procesa y transporta sobre todo en formato digital,
con ayuda de las TIC. (Como se cita Tinajero, 2013)
claro que viejas
tradiciones se pueden perder en esta nueva era, sin embargo, algunas costumbres
deben dejarse atrás si queremos evolucionar y fluir hacia el progreso:
Para Howard Gardner, psicólogo
cognitivo creador del concepto de inteligencias múltiples, seguramente Internet
sea un enorme espacio de almacenamiento de información y estamos inmersos en el
proceso de externalizar el depósito de conocimiento como hicimos ya con la
capacidad de cálculos aritméticos y la calculadora. Puede que perdamos algunas
habilidades en este proceso, como la de concentrarnos durante un tiempo
prolongado y ser capaces de recordar grandes cantidades de información a largo
plazo, pero, muy posiblemente, Internet también nos está dotando de nuevas
capacidades. (Sáenz, 2013)
Actualizarse
en el mundo digital para un periodista, entonces no sólo implica aprender a
publicar en la web, con formato digital, y con herramientas multimedia;
actualizarse significa aprender una serie de nuevas disciplinas que implican el
conocimiento de números, la interpretación y adecuada lectura de estos, pues
los datos almacenados en la internet, como se mencionó antes, están guardados
en sistema binario, un sistema que no muchos periodistas manejan con eficacia o
si quiera conocen. Así vemos que “El periodismo de datos es tender un puente
para superar la brecha entre los técnicos estadísticos y los cinceladores de
palabras. Ubicar cosas destacadas e identificar tendencias que no solo son
significativas estadísticamente sino que también son relevantes para
desentrañar el mundo de hoy, que es intrínsecamente complejo.” David Anderton, freelance journalist. Hoy es
posible conocer datos bancarios, pasado, familia, bienes raíces, estudios, todo
tipo de información de una persona sólo haciendo una búsqueda detallada de la
información.
El 70% del mundo que no tiene acceso aún
a internet necesita de periodistas que sepan buscar la información y sean capaces
de entregarla de una manera comprensible, incluso del 30% que usa internet
netamente para entretenerse también puede decirse que requieren esa información
que ocultan los políticos, las grandes multinacionales, las celebridades, los
bancos, pero que la web bien usada como motor de búsqueda no puede ocultar.
Nuestro foco en el contenido de
un medio puede impedirnos ver estos efectos profundos. Estamos demasiado
ocupados, distraídos o abrumados por la programación como para advertir lo que
sucede dentro de nuestras cabezas. Al final, acabamos fingiendo que la
tecnología en sí misma no tiene mayor importancia. Nos decimos que lo que
importa es como la utilizamos. La presunción, reconfortante en su arrogancia,
es que controlamos. La tecnología sólo es una herramienta, inerte hasta que la
tomamos e inerte de nuevo cuando la soltamos. (Carr,
2010, pág. 15)
Debemos
ser conscientes de los nuevos desafíos que implica el internet y el avance
tecnológico de la humanidad en materia de comunicaciones, debemos reevaluar
nuestros conocimientos y los métodos de aprendizaje, pues ahora estamos
expuestos a otro tipo de sociedad en la que el internet puede representar un
arma de doble filo, y como dice Carr, puede distraernos de la realidad y llegar
a controlarnos, o bien, puede ser nuestra aliada en la búsqueda de la verdad y
de millones de nuevas posibilidades para la humanidad.
Nos vemos obligados a entender
que las palabras no son ideas de por sí mismas sino una simple retahíla de
marcas de tinta; comprobamos que los sonidos no son más que ondas. En una época
moderna como la nuestra en la que no hay autor alguno que nos observe desde el
cielo, el lenguaje no es cosa de certezas rotundas, sino de posibilidades
infinitas; sin la reconfortante ilusión del orden con sentido, no nos queda más
remedio que contemplar cara a cara el desorden sin sentido; sin la sensación de
que el significado puede ser cierto, nos vemos abrumados por todas las cosas
que pueden significar las palabras. (Como se cita en (Gleick, 2012, pág. 426)
Bibliografía
Carr, N. (2010). Superficiales: ¿qué está haciendo internet con
nuestras mentes? W.W. Norton.
Gleick, J. (2012). La información:Historia y realidad. La crítica.
Gray, J., Bounegru, L., & Chambers, L. (Edits.). The Data
Journalism handbook. Open Knowledge foundation.
Tinajero Fuentes, Ezequiel. (2013). Reflexiones
desde el paradigma cognitivo para el uso del internet en la educación. Revista
electrónica Tecnología y comunicaciones educativas No. 41. Recuperado de
http://investigacion.ilce.edu.mx/stx.asp?id=2338
Sáenz, C. (29 de noviembre de 2013). CCBLAB investigación e innovación
en cultura. Recuperado el 26 de marzo de 2014, de
http://blogs.cccb.org/lab/es/article_univers-internet-mes-superficials-o-mes-llestos/